La ataxia a menudo ocurre cuando se dañan partes del
sistema nervioso que controlan el movimiento. Las personas con ataxia sufren
una falla en el control muscular de los brazos y de las piernas lo cual
ocasiona una pérdida de equilibrio o coordinación o una alteración en el modo
de caminar. Aunque el término "ataxia" se usa principalmente para
describir este grupo de síntomas, a menudo se usa también para referirse a un
grupo de trastornos. Sin embargo, no se trata de un diagnóstico específico.
La mayoría de los trastornos que llevan a la ataxia
hacen que se degeneren o atrofien células en la parte del cerebro denominada
cerebelo. En ocasiones también se ve afectada la médula espinal. Las frases
degeneración cerebelosa y degeneración espinocerebelosa se usan para describir
cambios que se han producido en el sistema nervioso de una persona, pero
ninguno de ellos constituye un diagnóstico específico. La degeneración
cerebelosa y espinocerebelosa tienen muchas causas diferentes. La edad de presentación
de la ataxia resultante varía dependiendo de la causa subyacente de la
degeneración.
Muchas ataxias son hereditarias y se clasifican de
acuerdo con la localización cromosómica y el patrón genético: la ataxia
autosómica dominante, en la cual la persona afectada hereda un gen normal de un
progenitor y un gen defectuoso del otro; y la ataxia autosómica recesiva, en la
cual ambos progenitores le pasan una copia del gen defectuoso. Entre las
ataxias hereditarias más comunes están la ataxia de Friedreich y la enfermedad
de Machado-Joseph. También pueden ocurrir ataxias esporádicas en familias sin
historia previa.
La ataxia también puede ser adquirida. Las afecciones
que pueden causar la ataxia adquirida incluyen los accidentes
cerebrovasculares, la esclerosis múltiple, los tumores, el alcoholismo, la
neuropatía periférica, los trastornos metabólicos y las deficiencias
vitamínicas.
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